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miércoles, 29 de mayo de 2013

El verso. Teoría con ejemplos


EL VERSO

El verso es la unidad rítmica, es decir, la parte más pequeña del poema sujeta a ritmo y medida. Está siempre en función de otro u otros versos. Su ritmo depende principalmente de los elementos siguientes: el acento, la rima, el cómputo silábico y las pausas y encabalgamientos.


A) El acento

La versificación española se basa en el ritmo intensivo o acentual, no en el cuantitativo como lo hacían la griega y la latina. Por ello, es fundamental la distribución de los acentos. De todos los que aparecen en el verso nos interesa especialmente el último; pues, como veremos, influye de manera decisiva en el resto de elementos rítmicos.
Según la posición de la última sílaba acentuada, los versos se clasifican en:
- verso agudo: es aquel cuya última sílaba acentuada coincide con la última del verso (“lloras zumo de limón”);
- verso llano: es aquel cuya última sílaba acentuada es la penúltima del verso (“vino primero pura”);
- verso esdrújulo: es aquel cuya última sílaba acentuada es la antepenúltima del verso (“que contesten nuestras grimas”).


B) La rima.
La rima consiste en la repetición de ciertos fonemas a partir de la última vocal acentuada. Si en dos o más versos esa coincidencia es total, es decir, afecta a vocales y consonantes, se dice que esos versos riman en consonante. Si sólo se repiten todos los fonemas vocálicos, se habla de rima asonante. La asonancia puede no ser perfecta, ya que es posible entre una palabra esdrújula y una llana (se prescinde de la vocal intermedia: “cántico / claro”) y entre una palabra con diptongo y otra sin él (la vocal débil no cuenta: “viento / presto”).
La rima de una composición sólo puede ser consonante o asonante, dado que las normas clásicas prohiben su mezcla.
Los versos que no riman en una composición donde otros sí lo hacen se dice que quedan sueltos.1


C) El cómputo silábico.
La versificación usada por nuestros poetas se basa fundamentalmente en el número de sílabas del verso.
A la hora de realizar el cómputo silábico de cada uno de los versos de una composición, conviene recordar que las sílabas gramaticales no siempre coinciden con las sílabas métricas; es decir, hay que tener en cuenta las reglas y las licencias que sigue y emplea el poeta.


Dos son las reglas métricas que debe emplear el poeta y que afectan al cómputo silábico, a saber:


1ª) La posición del último acento determina el número de sílabas métricas, que se marcan con una línea recta: __ , del modo siguiente: cuando el verso es agudo se cuenta una sílaba más, si es llano sólo las existentes y si es esdrújulo una menos. Así:


Llo ras zu mo de li món7 + 1 = 8 sílabas métricas (verso agudo)
   1    2    3   4   5  6   7


Vi no pri me ro pu ra7 sílabas métricas (verso llano)
   1   2  3   4    5   6  7


Que con tes ten nues tras gri mas9 – 1 = 8 sílabas métricas (verso esdrújulo) 
    1     2     3  4      5       6   7  (8)    9




2ª) Cuando una palabra que termina en vocal(es) está seguida de otra que comienza por vocal(es) se hace sinalefa, es decir, ambas se unen constituyendo una sola sílaba métrica, que se señala con una línea curva: 
No debemos olvidar que, salvo a comienzos de la Edad Media, la hache no impide la sinalefa.
Además, debemos tener en cuenta que cuando una conjunción copulativa (y, e) o disyuntiva (o, u) va entre dos vocales sólo forma sinalefa con la palabra que va a continuación. Así:


Dios es tá a zul. La flau ta y el tam bor 10 + 1 = 11
    1     2    3    4     5    6   7   8      9   10


a nun cian ya la cruz de pri ma ve ra.” 11
1 2       3    4   5     6   7   8   9   10 11
(Juan Ramón Jiménez)


Las tres licencias métricas que con mayor frecuencia emplea el poeta para lograr el cómputo silábico deseado son las siguientes:
a) El hiato –también llamado dialefa- es el fenómeno contrario a la sinalefa: la vocal final de una palabra y la primera de la siguiente no se unen, cada una de ellas forma parte de una sílaba distinta. El símbolo que empleamos para señalarlo es éste: /.


Ejemplo:
Mi / al ma en paz se en cuen tra7
    1     2        3       4        5          6       7
 

b) La diéresis consiste en la destrucción de un diptongo, separando sus vocales en dos sílabas distintas. Esta licencia suele señalarse en la escritura poniendo dos puntitos (llamados diéresis o crema) sobre la vocal cerrada. En el cómputo silábico se indica empleando el mismo símbolo que utilizamos para marcar el hiato.
Ejemplo:
Tu glo / o sa fren te7
    1   2    3    4   5     6     7


c) La sinéresis es la licencia menos usada de las citadas. Consiste en convertir en diptongo dos vocales que dentro de una palabra van en sílabas distintas. Se marca así: .
Ejemplo:
Mi al ma es be o da6
   1    2       3       4      5     6
 


Las licencias métricas no se reconocen a priori; es el cómputo silábico completo del texto el que nos indica que es posible que el poeta se haya servido de ellas.


D) Las pausas y encabalgamientos.
La pausa es la breve interrupción o descanso que debemos hacer entre el final de un verso y el comienzo del siguiente. A veces, esa pausa obligada resulta violenta por razones sintácticas, se habla entonces de encabalgamiento.
Un encabalgamiento es, por tanto, el desajuste que se produce cuando el final de una construcción sintáctica no coincide con el final del verso. Podemos observarlo en el siguiente ejemplo:


“¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, escuro,
con soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?”
(Fray Luis de León)


Se llama verso encabalgante a aquel en que se inicia el encabalgamiento (“y tú rompiendo el puro”) y verso encabalgado a aquel en que termina (“aire, te vas al inmortal seguro?”).
El encabalgamiento se considera abrupto si se extiende hacia la mitad del verso encabalgado (o menos, como en el ejemplo anterior) y suave si va más allá.
Los encabalgamientos se suelen usar para realzar y potenciar el valor expresivo de las palabras que lo forman.


E) Clasificación de los versos según el número de sílabas.
Los versos se clasifican atendiendo al número de sílabas del siguiente modo:
A) Versos simples son los que poseen once o menos sílabas. Se dividen en:
-Versos de arte menor, que son los que tienen ocho o menos sílabas. Se les denomina:
-bisílabos (si tienen dos sílabas);
-trisílabos (si tienen tres);
-tetrasílabos (si tienen cuatro);
-pentasílabos (si tienen cinco);
-hexasílabos (si tienen seis);
-heptasílabos (si tienen siete);
- y octosílabos (si tienen ocho).


Este último, el octosílabo es el más característico de la poesía española. Está presente en nuestra lírica -tanto en la culta como en la popular- desde sus inicios.


-Versos de arte mayor2, que son los que están formados por nueve o más sílabas y que reciben los siguientes nombres:
-eneasílabos (los que tienen nueve sílabas);
-decasílabos (los que tienen diez);
- y endecasílabos (los que tienen once).

De ellos, el endecasílabo es el más utilizado. Este verso de origen italiano fue plenamente adaptado a nuestra poesía por Garcilaso de la Vega (siglo XVI) y desde entonces ha sido empleado por todos los poetas.


B) Versos compuestos son los que constan de más de doce sílabas. Son compuestos porque están formados por dos simples, separados por una pequeña pausa que se denomina cesura. Las características de un verso compuesto son las siguientes:


1ª. La cesura que divide los dos versos impide la sinalefa.
2ª. El cómputo silábico se realiza como si fueran dos versos independientes.


Los versos compuestos más utilizados son los que citamos a continuación:
- el dodecasílabo, es decir, el de doce sílabas;
-y el alejandrino, que consta de catorce.


El dodecasílabo es el verso solemne de los poetas de los siglos XIV y XV. Más importante en nuestra métrica es el alejandrino, verso propio del Mester de Clerecía (siglos XIII y XIV), empleado también en el Romanticismo (primera mitad del XIX). Los versos de más de catorce sílabas raramente han sido utilizados por nuestros poetas, aunque podemos encontrarlos en la poesía contemporánea.




1 No deben confundirse este tipo de versos con los llamados blancos ni con los denominados libres. Los versos blancos son los que sujetándose a las demás leyes rítmicas (acentos, pausas, número de sílabas, etc.) carecen de rima y los libres son aquellos que no se sujetan a las leyes métricas establecidas, pues su medida y su rima (cuando ésta existe) dependen del gusto del poeta.
2 La rima de los versos se indica colocando, al lado del número que apunta cuántas sílabas lo componen, una letra -siguiendo el orden alfabético-, que irá en minúscula si la rima es asonante y en mayúscula si es consonante. El verso que quede suelto se señalará con un guión. Fíjate en los ejemplos siguientes:

“Estaba la mar en calma 8-
la luna estaba crecida 8a
moro que en tal signo nace 8-
no debe decir mentira.” 8a
(Anónimo)


“Tanto es el mal que mi corazón siente 11A
que sólo la memoria de un momento 11B
viene a ser para mí crudo accidente. 11A
¿Cómo puede vivir mi pensamiento 11B
si al pasado placer y el mal presente 11A
tienen siempre ocupado el sentimiento?” 11B

(Boscán)

EMM

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