Español de América. Atlas sonoro 1. México, Panamá y Uruguay
México: PINCHE
Por José Emilio Pacheco
En
México, “pinche” canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo,
las características de un epíteto derogatorio que sorprende por su
omnipresencia y durabilidad.
El más amplio catálogo
de acepciones lo consigna el excelente Diccionario
del español usual en México de Luis Fernando Lara en su segunda edición de
2009. Lara advierte que se trata de una grosería: "Pinche” 1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre.
“Pinche” puede ser un
empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una
casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo
que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que
toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos
ofende y humilla pero no podemos cambiar.
Admite grados y
amplificaciones: “Esa novela me pareció un poco pinche”. “El racismo es una
actitud pinchísima”. A veces puede ser un sustantivo inapelable: “No te lleves
con él: es un tipo de lo más pinche.” Puede adquirir el rango de injuria
máxima: “No me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre.”
No sé cuándo empezó a
emplearse y nunca he leído nada sobre su origen. Ya que “pinche” en español
común es “el ayudante de cocina”, sin ninguna pretensión ni autoridad, se me
ocurre que el término se originó en tiempos de la hacienda y el
latifundio. Nació entre los peones
obligados a trabajar la tierra para beneficio de los amos y que veían con
explicable resentimiento a quienes
laboraban en ocupaciones serviles dentro de la casa grande.
Si el uso está
restringido a México, resulta algo anecdótico e insignificante frente al hecho de que, a diferencia de
tantos otros idiomas, quinientos millones de personas podamos entendernos en
nuestra lengua materna. Es una “pinche” desgracia que muy pocas veces tengamos
conciencia de este prodigio.
Panamá: SINVERGÜENZURA
Por Carlos Wynter melo
Sinvergüenzura es el sustantivo de la infinitud y, en consecuencia, de la
libertad absoluta. Una sinvergüenzura es comerse el mundo de un bocado. Es un
escape –a veces son francamente inmorales las reglas morales- o el motivo de
que exclames de repente, porque te nació de las vísceras: ¡Qué sinvergüenzura!,
para quejarte o decir, oye, es asombroso que los humanoides seamos inmensos.
Uruguay: CELESTE
Por Claudia Amengual
Algún distraído diría que el
término celeste proviene de la
camiseta de la selección de fútbol, pero lo cierto es que esta lo toma de
nuestra bandera nacional. De ahí derivan expresiones populares como la celeste o soy celeste que han enriquecido el significado de este color y lo
han transformado en una marca de la identidad nacional uruguaya.
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