Español de América. Atlas sonoro 4. España, Bolivia y Honduras
España: CONTRADIÓS
Álvaro Pombo. Es un coloquialismo español que se usa
para designar un disparate (una cosa absurda o contraria a la razón).
Francisco Umbral, en El Mundo (23-4-90): “Una democracia capitalista es un imposible metafísico, un contradiós”. Otro ejemplo, de mi cosecha: “¡Entrar en casa con los tenis embarrados es un contradiós!”
(dicho por una madre cabreada). Me parece una expresión esencialmente
española, una mezcla de teología y falta de lógica: se pone a Dios (que
es la contradicción absoluta) como análogo de la razón o el sentido
común. Dios y las cosas divinas y católicas están grabadas a fuego en
nuestro léxico y en nuestros usos lingüísticos.
Bolivia: JAILÓN
Edmundo Paz Soldán. Es alguien de la high society, y la connotación suele ser negativa. Los jailones viajan a Miami o Punta Cana de vacaciones y solo van a los bares de moda. Los jailones no entienden Bolivia porque son... jailones. Se llevarían bien con los fresas mexicanos o los chetos argentinos.
Honduras: PIJA
María Eugenia Ramos. La palabra pija
(denominación del pene) y sus derivados tienen tantas y tan diversas
acepciones en el habla hondureña que se ha convertido en parte de
nuestra identidad. Es una palabra pijuda, es decir, muy buena,
porque con ella expresamos desde entusiasmo a la indiferencia, pasando
por el enojo y estados alterados de conciencia. Se usa como sustantivo,
verbo y adjetivo. “Me voy a la pija” significa me voy lejos. “Me vale pija”, no me importa; “estar a pija”, estar furioso, pero también estar borracho; pijinear, irse de fiesta, de parranda. Ser pijudo o pijuda es ser una buena persona o algo muy bien hecho.
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