CRÓNICA DE VEINTE REYES
[Compuesta hacia
1320.]
Después desto
fizose llevar a Castillo de Cabeçon; desy mando llamar sus fijos e partioles el
reyno ante que muriese, porque non oviese después entre ellos contienda e
riesgo, e dixoles: “Fijos, quiero vos rogar que me otorguedes lo que yo agora
quiero fazer e sy por ventura después quisiere alguno de vos quebrantar lo que
yo agora mandare, darle he por ende mi maldición”. Los fijos non sabiendo ninguna
cosa de lo que queria fazer, dixeronle que les plazia muy de coraçon de fazer
el lo que por bien toviese, e que todos lo otorgavan ellos di cosa era qu’ellos
deviesen otorgar; el rey tovosse por pagado de lo que ellos dezian, e mando
llamar a todos sus ricos omes e a toda su caballería, e dixoles: “Amigos, vos
sodes la gente mas noble que en el mundo ha, e la muerte quiéreme partir de vos
sin mi grado, ca es cosa tan fuerte que por dar omne por sy cuanto pudiese aver
en este mundo non lo perdonaria ella. E por ende ante que muera quiero partir
mis reynos a mis fijos sy lo por bien tenedes”. E ellos dixeronle que les
plazia de quanto el fiziese.
[...] El rey don Sancho que era el fijo
mayor, quando vio que su padre partiera los reynos, pesole mucho e non lo tovo
por bien, e dixo a su padre que lo non podia fazer, ca los godos antiguamente
fizieron postura entre si que nunca fuese partido el inperio de España, mas que
todo fuese de un señorio, e por esta razon non lo devia partir nin podia, pues
que Dios en el lo avia ayuntado lo mas dello. El rey don Ferrando dixo que lo
non dexaria por eso de fazer, e entonçes dixo don Sancho:"Vos fazed lo que
quisierdes, mas yo non lo otorgo".
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MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: Crestomatía del español medieval, Madrid,
Seminario Menéndez Pidal-Editorial Gredos, 3ª ed., 1982, T. I, pág. 328, 329 y
330.
DON JUAN MANUEL
Libro del conde
Lucanor
[Compuesto entre 1330 y 1335]
Exemplo quinto. Delo que contesçio avn Raposo
con vn cueruo que tenie vn pedaço de queso enel pico.
Otra vez fablaua el conde Lucanor con Patronio su
conseiero, et dixol así:
--Patronio, vn omne que da a entender que es
mi amigo, me començo a loar mucho, dándome a entender que avia en mi muchos
conplimientos de onrra e de poder e de muchas bondades. Et de que con estas
razones me falago quanto pudo, maviome un pleito que en la primera vista,
segund lo que yo puedo entender, que paresce que es mi pro.
Et conto el conde a Patronio qual era el pleito quel
mouia; e commo quier que paresçia el pleito aporuechoso, Patronio entendio en
el enganno que yazia ascondido so las palabras fremosas. Et por ende dixo al
conde:
--Sennor conde Lucanor, sabet que este omne vos quiere
engañar, dandovos a entender que el vuestro poder e el vuestro estado es mayor
de quanto es la verdat. Et para que vos podades guardar deste enganno que vos
quiere fazer, plazer me ya que sopiesedes lo que contesçio avn cueruo con vn
raposo.
[...] Et desque el cueruo vio en quantas maneras el
raposo la alabaua et commo le dizia verdat en todas, creyo que asil dizia
verdat en todo lo al, et touo que era su amigo, et non sospecho que lo fazia
por leuar del el queso que tenia enel pico; et por las muchas buenas razones
quel avia oido, et por los falagos et ruegos quel fiziera por que cantase, avrio
el pico para cantar. Et desque el pico fue avierto para cantar, cayo el queso
en tierra, et tomolo el raposo et fuese con el. Et asi finco engañado el cueruo
del raposo, creyendo que avia en si mas apostura e mas conplimiento de quanto
era la verdat
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MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: Crestomatía
del español medieval, Madrid, Seminario Menéndez Pidal-Editorial Gredos, 2ª
ed. corregida y aumentada, 1976, T. II, págs. 377 y 378.
ARCIPRESTE DE HITA
Libro de buen amor
[Acabada la primera redacción en 1330.]
Aquj dise de cómo fue fablar con dona Endrina
el arcipreste.
¡Ay Dios, e quam fermosa viene doña Endrina por la plaça!
¡Que talle, que donayre, que alto cuello de garça!
¡Que cabellos, que boquilla, que color, que buen andança!
Con saetas de amor fiere quando los sus ojos alça.
Pero tal lugar non era paflar en
amores:
a mj luego me venjeron muchos mjedos e temblores,
los mjs pies e las mjs manos non eran de si Senores,
perdi seso, perdi fuerça, mudaron se mjs colores.
Vnas palabras tenja pensadas por
le desjr,
el mjedo de las conpañas me facian al departir,
apenas me conosçia njn sabia por do yr,
con mi voluntat mjs dichos non se podian segujr.
Ffablar con muger en plaça es
cosa muy descobierta:
a bezes mal perro atado tras mala puerta abierta;
bueno es jugar fermoso, echar alguna cobierta.
A do es lugar seguro es bien fablar cosa çierta.
“Señora, la mj sobrina que en
Toledo seya,
se vos encomjenda mucho, mjll saludes vos enbía;
si ovies lugar e tiempo, por quanto de vos oya,
desea vos mucho ver, e conocer vos querria.
Querian alla mis parientes
cassar me en esta saçon
con una doncella muy rica fija de don Pepino;
atodos dy por respuesta quela non queria, non:
de aquella seria mi cuerpo que tiene mj coraçon”.
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MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: Crestomatía
del español medieval, Madrid, Seminario Menéndez Pidal-Editorial Gredos, 2ª
ed. corregida y aumentada, 1976, T. II, pág. 397.
PERO LOPEZ DE AYALA
Rimado de Palacio
[Comenzado
antes de 1385 y acabado después de 1403.]
Aquí comiença de los mercaderes.
Pues ¿qué de
los mercadores aquí podría decir,
si tienen tal ofiçio para poder fallir,
jurar et perjurar, et todo siempre mentir?
Oluidan Dios et alma, nunca cuidan morir.
En sus
mercadurías han mucha confusión,
á mentira et á engano, et á mala confesión;
Dios les quiera valer et ayan su perdón,
que quanro ellos, non dexan dar quinta por bordón.
Vna vez vos
pidirán çinquenta doblas por vn paño;
si vieren que estades duro et entendedes vuestro daño,
diz: “Por treynta vos lo do”, mas ¡nunca él cumpla el
[año
sy non le costó quarenta ayer de vn ombre estraño!
Diz: “Tengo
escarlatas de Brujas et de Mellinas:
Veynte años ha que non fueron en esta tierra tan
finas.”
Diz: “Tomad las vos, señor, antes que vnas mis sobrinas
las lieuen de mi casa, que son por ellas caninas.
Si vos
tenedes dineros; si non yo tomaré plata,
ca en mi tienda fallaredes toda buena barata,”
El cuytado que lo cree e una vez con él se ata,
a traués yaze caýdo sy delante non se cata.
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MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: Crestomatía
del español medieval, Madrid, Seminario Menéndez Pidal-Editorial Gredos, 2ª
ed. corregida y aumentada, 1976, T. II, pág. 471.
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