GET-Viento triste. Primera parte (2014)

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viernes, 29 de noviembre de 2013

HL. Textos. Siglo XVII. El castellano clásico



MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Don Quijote de la Mancha
Sossegados todos, y puestos en silencio estauan esperando quien le auia de romper, y fue la dueña Dolorida con estas palabras. Confiada estoy, señor poderosissimo, hermosissima señora y discertissimos circunstantes, que ha de hallar mi cuytissima en vuestros valerossissimos pechos acogimiento, no menos placido, que generoso, y doloroso, porque ella es tal, que es bastante a enternecer los marmoles, y a ablandar los diamantes, y a molificar lo azeros de los mas endurecidos coraçones del mundo: pero antes que salga a la plaça de vuestros oydos (por no dezir orejas) quisiera, que me hicieran sabidora si está en este gremio corro y compañia, el acendradíssimo Cauallero don Quixote de la Manchissima, y su escuderissimo Pança. El Pança, antes que otro respondiesse, dixo Sancho aqui esta, y el don Quixotissimo assi mismo, y assi podreis dolorosissima dueñissima dezir lo que quisieridissimis, que todo estamos prontos y aparejadissimos a ser vuestros servidorissimos. Es esto se leuanto don Quixote, y encaminando sus razones a la Dolorida, dixo: Si vuestras cuytas, angustiada señora se pueden prometer alguna esperança de remedio por algun valor o fuerças de algun Andante Cauallero. Aqui estan las mias, que aunque flacas y breues, todas se emplearan en vuestro seruicio. Yo soy don Quixote de la Mancha, cuyo asumpto es acudir a toda suerte de menesterosos, y siendo esto así, como lo es, no aueis menester señora captar beneuolencias, ni buscar preámbulos, sino a la llana, y sin rodeos dezia vuestros males, que oydos os escuchan, que sabran sino remediarlos, dolerse dellos. Oyendo lo qual la Dolorida dueña hizo señal de querer arrojarse a los pies de don Quijote, y aun se arrojo, y pugnando por abraçarselos, dezia: Antes estos pies, y piernas me arrojo, oh Cauallero invicto, por los que son basas y colunas de la Andante caualleria, estos pies quiero besar, de cuyos pasos pende, y cuelga todo el remedio de mi desgracia.
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MIGUEL DE CERVANTES: Don Quijote de la Mancha, Parte segunda, cap. XXXVIII (fragmento). Edición  facsímil de la primera edición, RAE, Tomo II, 1976, pág. 146.

"Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno"
Cventa la historia que desde el juzgado lleuaron a Sancho Pança a un suntuoso palacio, adonde en vna gran sala estaba puesta vna real y limpisima mesa; y assi como Sancho entró en la sala, sonaron chirimias y salieron cuatro pages a darle aguamanos que Sancho recibió con mucha grauedad. Cessó la música, sentose Sancho a la cabecera de la mesa, porque no auia mas de aquel assiento, y no otro seruicio en toda ella. Púsose a su lado en pie vn personage, que despues mostro ser medico, con vna varilla de vallena en la mano, leuantaron vna riquissima y blanca toalla con que estauan cubiertas las frutas y mucha diuersidad de platos de diuersos manjares; vno que parecia estudiante echo la bendicion y un page puso un babador randado a Sancho; otro que hazia el oficio de Maestresala llegó vn plato de fruta delante; pero apenas huuo comido vn bocado, quando el de la varilla, tocando con ella en el plato, se le quitaron de delante con grandissima celeridad; pero el Maestresala le llegó otro, de otro manjar, yua a prouarle Sancho; pero antes que llegasse a él, ni le gustasse, ya la varilla auia tocado en él, y vn page alçadole con tanta presteza como el de la fruta. Visto lo cual por Sancho, quedó suspenso y, mirando a todos, pregunto si se auia de comer aquella comida como juego de Maessecoral. A lo cual respondio el de la vara:

-No se ha de comer, señor Gouernador, sino como es vso y costumbre en las otras insulas donde ay gouernadores. Yo, señor, soy medico y estoy asalariado en esta insula para serlo de los gouernadores della, y miro por su salud mucho más que por la mia, estudiando de noche y de dia y tanteando la complexion del gouernador, para acertar a curarle quando cayere enfermo; y lo principal que hago es assistir a sus comidas y cenas, y a dexarle comer de lo que me parece que le conviene, y a quitarle lo que imagino que le ha de hazer daño y ser nociuo al estomago; y assí, mandé quitar el plato de la fruta, por ser demasiadamente humeda, y el plato del otro manjar tambien le mande quitar, por ser demasiadamente caliente y tener muchas especias, que acrecientan la sed; y el que mucho beue, mata y consume el humedo radical, donde consiste la vida.
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MIGUEL DE CERVANTES: Don Quijote de la Mancha, Parte segunda, cap. XLVII (fragmento). Edición  facsímil de la primera edición, RAE, Tomo II, 1976, pág. 175.

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